"Mea culpa, mea culpa, mea maxima culpa". Que a estas alturas no me haya acercado con un poco de detalle a Embelyon es mi pecado. Ahora toca redimirme.
Dicen Álvaro López y Roberto Díez, los padres de la criatura, que Embelyon es un microjuego de fantasía medieval de sabor añejo. Como otros proyectos amateurs, los autores rescatan los tópicos de las costumbres de la vieja escuela en lo que a Rol se refiere; echan mano del sistema Microlite 20, que no es más que una versión simplificada (y bastante más razonable) del archiconocido sistema d20, y se sacan de la manga una ambientación a la que llaman Embelyon.
La premisa de este juego bebe a partes iguales de la propia imaginación e invención de sus creadores y de una mirada atrás, rescatando el espíritu de la narrativa, del cuenta cuentos, del Rol como vehículo para relatar historias. Éste es un aspecto que quiero remarcar, y es que no me cansaré de elogiar a todos aquellos que consiguen plasmar sus proyectos, convertir sus sueños en algo palpable y que con su esfuerzo, aportan su granito de arena a un mundo del Rol demasiadas veces denostado y anquilosado por sus propios mecanismos de creación. La sangre nueva, el aire fresco, siempre son una buena noticia.
¿Pero qué es Embelyon, en definitiva? En primer lugar, es un juego de Rol con una ambientación de fantasía medieval. Su esquema plantea un formato sencillo y ágil de creación de personajes; una pincelada de sistema de juego (Microlite 20) que incluye el combate y la hechicería (Grimorio incluído) y luego un paseo por la ambientación de Embelyon, "un moribundo mundo que cuenta con el corazón en un puño sus últimos amaneceres. Una tierra de aventura y asombro, de exploración y búsqueda, de gestas y camaradería, cuando todas las batallas parecen perdidas y el triunfo de la noche acecha inevitable".
Si en algo destaca Embelyon es en la dedicación que sus autores han tenido para ofrecer una descripción de su mundo, planteando los rasgos generales de cada territorio pero sin caer en la rigidez de no dejar nada a la imaginación de máster y jugadores para desarrollar las premisas que el juego pone sobre la mesa.
Por último, añaden unos ejemplos de bestiario y para concluir, una aventura lista para ser llevada a la mesa. Todo esto es Embelyon, en 48 páginas diseñadas y maquetadas de forma cuidadosa y exquisita.
¿Por qué Embelyon es digno de mención? Pues en primer lugar por ser un proyecto amateur con una calidad incuestionable. En segundo lugar por rescatar uno de los principios que en ocasiones (demasiadas) el Rol va perdiendo, y es que para tener un juego completo no hace falta que sea complejo. Embelyon apuesta por el juego, la diversión y la narrativa; y ese es su punto fuerte. La ambientación sugiere, pero no es rígida, y permite algo muy importante para el jugador, que es que cada uno puede inspirarse en lo que aporta y hacer suyo el juego.
Desde la web de Frankenrol, y a disposición de todo aquel que quiera, tenéis al alcance de vuestra mano Embelyon. Si no lo conocéis, merece la pena que le echéis una ojeada.
Nos leemos.