17 de marzo de 2014

El Grimorio de Thulsar: El Género del Terror

El Género del Terror: El miedo reside en nosotros


   El Terror. Un género que abunda en la literatura y en el cine; y que por algún peculiar motivo atrae a la vez que genera incomodidad. Y es que el miedo no deja de ser una emoción que fisiológicamente a nivel cerebral genera una cascada de neurotransmisores que no dista mucho de los que también están presentes en las experiencias de riesgo y los que están detrás de la sensación de satisfacción. En el fondo, el miedo nos gusta; y saber que en realidad no va a pasarnos nada, nos alivia en sobremanera. Es curioso, pero sufrir también nos proporciona placer.
   El Rol no es una excepción y también tiene su parcela en la temática del terror. No hay más que echar la vista atrás y rememorar los relatos de fantasmas, la literatura gótica del s.XIX o los cuentos para no dormir que han "torturado" a los más tiernos infantes antes de acostarse, narrados a la luz de un fanal o una linterna. Crecemos con el terror, forma parte de nuestro subconsciente; los miedos (a veces irracionales) forman parte de nuestra psique y enfrentarnos a esos temores puede ser una experiencia que se mueve en la fina línea que separa el sufrimiento del placer. 
   La cantidad de juegos que poseen la coletilla de "terror" u "horror" no es nada despreciable. Desde el incombustible La Llamada de Cthulhu pasando por toda la saga de Mundo de Tinieblas, los juegos de temática zombi (Zombie All Flesh Must Be Eaten, Z-Corps) o juegos explícitamente dirigidos a esta temática como fueron Ragnarok, Chill, Kult, Haunted House o el más reciente Fragmentos
   Allá por noviembre 2011, Carrusel Bloguero ya abordó el tema del Terror en el Rol. Podeis echar una ojeada aquí para acceder a todos los enlaces de blogs que pusieron su granito de arena a la iniciativa.
   Tal como ocurre en la literatura, con escritores clásicos con H.P. Lovecraft o Edgar Allan Poe, o más contemporáneos como Stephen King o Clive Barker; el estilo del Terror puede abordarse desde distintas perspectivas. De hecho, el cine es un buen ejemplo en el que bajo esa etiqueta se endosa la investigación, los fenómenos paranormales, los asesinos en serie, el gore, el terror psicológico, y un largo etcétera que conforman ese cajón de sastre que definimos como ese género del Terror. Pero, ¿cómo abordar esa cuestión jugando a Rol?

Estilos y masacres narrativas: Podríamos pensar que cualquier juego de Rol puede prestarse a implementar partidas que ambientalmente se catalogarían como Terror. La fantasía medieval más rancia y dungeonera puede dar un giro y echar mano de ambientes lúgubres a explorar, inquietantes ruinas y extraños lugares poblados por el antagonista o antagonistas de turno de naturaleza sobrenatural. D&D, como paradigma de la alta fantasía medieval, cuenta en su bestiario con todo un coleccionable de criaturas que casan bastante con ese fin.  Otro ejemplo sería el capítulo dedicado a las Tierras Sombrías de La Leyenda de los 5 Anillos; una región de Rokugan que guarda similitudes con lo que hay más allá del Muro custodiado por la Guardia de la Noche de Canción de Hielo y Fuego y que sin dejar de lado la temática principal de esos juegos, aporta un extra con una ambientación que puede dar buenas sagas basadas en el género del Terror.
   La cuestión, sin embargo, es que en ocasiones se cruza la frontera entre lo que vulgarmente acaba siendo una masacre de estilo gore y el terror más psicológico, ese estilo que genera inquietud y pone nerviosos a los jugadores. Los juegos de zombis muestran perfectamente esa línea, y se prestan tanto a partidas narrativas, de supervivencia, ingenio y sufrimiento o a verdaderas bacanales de tiroteos a la cabeza del no muerto. En mi opinión, lo segundo dista mucho de lo que para mi es el Terror.
   Probablemente, o por lo menos así lo pienso yo, las partidas de Rol que apuestan por el Terror en su esencia, suelen ser muy ambientales y narrativas; algo obvio si tenemos en cuenta que causar ese desasosiego en los jugadores es una tarea que requiere motivación y generar un ambiente adecuado.

La Investigación: Forma parte del pilar fundamental en la temática. Porque al fin y al cabo, lo que sea que esté ocurriendo y que es la herramienta del máster para generar la ambientación de Terror debe ser algo que los jugadores deban llegar a conocer o intuir, y estar interesados en esclarecer. O una vez saben de qué se trata, huir despavoridos. El paradigma de los juegos de Terror con un claro componente de investigación es La Llamada de Cthulhu y sucedáneos, como El Rastro de Cthulhu. Sin embargo, estos juegos que abogan por una cosmogonía de deidades desconocidas de poderes inconmensurables y que se adaptan a lo mundano a través de cultistas y oscuras organizaciones secretas pueden llegar a perder cierta chispa con la repetición de clichés y balancearse hacia la Investigación pura y dura con tintes sobrenaturales.
   En cualquier caso, la investigación es un vehículo y un motivo casi omnipresente en el que se sustenta el género del Terror en el Rol; un recurso nada desdeñable que acaba convirtiéndose en casi imprescindible para progresar en la trama y despertar el interés de los jugadores. Cuestión a parte es si ese vehículo que es la investigación posee un sustento lógico y no pasa a ser una excusa metida con calzador del estilo "investigamos porque se supone que es lo que hay que hacer, de lo contrario, no hay partida". Cómo y por qué se justifica que bajo el epítome del Terror, un máster motive y justifique que los PJs investiguen depende de su buenhacer como narrador y, desde luego, con una predisposición y complicidad de los jugadores para, por lo menos, no poner palos en las ruedas del desarrollo del argumento.

La Ambientación: Un aspecto crucial, más importante que en casi cualquier otra temática, es la ambientación. Y me refiero a la real, a la atmósfera que se genera en la mesa de juego con los jugadores y el máster presentes. El Terror aplicado al Rol no solo se limita a la partida, a la narración de lo que se relata; existe un componente que implica a los participantes, les permite una mayor inmersión en la trama y en el tono de la partida.
   Un ambiente sombrío, con la única luz de unas velas o unos fanales; con una mesa limpia de los habituales bártulos superfluos, ofrece una estampa en la que jugadores, máster, las hojas de PJ y los dados son lo único que cuentan. Y esa variación en el aspecto del lugar en el que se va a desarrollar la partida constituye un factor más que implica a jugadores y máster en la trama.
   La música, un componente que puede tener su parcela y ser importante en el desarrollo de una partida, en el caso del Terror es también una herramienta útil. Escogida con criterio y alternando música ambiental, efectos atmosféricos o escenas en silencio, se genera un ritmo que ayuda a la narración y a moldear la intensidad emocional de los jugadores. El cine y los videojuegos aportan una fuente casi inagotable de herramientas musicales con sus bandas sonoras.
   Finalmente, y en la línea referida, el uso de algún tipo de atrezzo también puede añadir extras para conseguir el ambiente adecuado. Un mantel oscuro cubriendo la mesa, flores secas, algún elemento decorativo o evocador del tema de la partida (una Biblia, un crucifijo, una muñeca de porcelana, ...) son objetos mundanos que adecuadamente escogidos aportan un toque peculiar y distintivo.
   La finalidad es acompañar con una puesta en escena real lo que la partida va a desarrollar en la ficción. Siendo puristas, esto no es más que parafernalia, pero se aleja de la rutina de lo que vienen siendo las partidas de Rol de otras temáticas.

Los Recursos Narrativos: El género del Terror, alejado del gore y la masacre lanzadados, suele funcionar muy bien con los juegos narrativos. Limitar los recursos del jugador a que no resuelva toda acción o reto echando mano de la hoja de PJ y las tiradas de dados suele permitir mayor fluidez e inmersión narrativa.
   El cine ofrece muchos clichés que funcionan. Y si hay algo que me enerva son esas situaciones en las que los protagonistas no hacen más que cometer una estupidez tras otra en pos de cuadrar un argumento que carece lógica. El ejemplo clásico es la del inepto de turno que decide bajar al sótano de la casa encantada en la que hasta un tonto sabe que va a ocurrir algo realmente feo. La cuestión es, ¿nuestro PJ sería lo bastante imbécil como para hacer eso por la buenas? Probablemente no. Y ahí entra el papel del narrador y de tener una historia bien fundamentada, unos PJs bien perfilados y algo de sentido común. En un juego de fantasía medieval nadie con algo de seso se lanzaría a combatir contra un dragón armado con un palo quebradizo. Puede que alguien llegara a catalogarlo de "héroe". Yo más bien lo denominaría "idiota muerto". Y bien merecido lo tiene. Pues con el género del Terror pasa lo mismo.
   Por otro lado, el uso que haga el máster de la cadencia narrativa, su tono de voz, el uso de susurros y plantear escenas clave, es crucial.
   Ambientar en espacios carentes de iluminación o con iluminación limitada es un recurso útil, así como jugar con la descripción de las sombras que genera el PJ o el mobiliario del espacio descrito. Y si a eso se le añaden descripciones de sonidos ambientales, como crujidos, gemidos, el goteo de un grifo, pasos o el tic-tac de un reloj que cesa de forma súbita no son más que algunas herramientas que ponen en situación y generan desasosiego.
   Aislar a los PJs, mantenerlos en soledad, también genera cierta angustia, ya que no cuentan con el apoyo, ayuda ni el soporte de nadie salvo ellos mismos. Verse obligados a recorrer un espacio desconocido, o por el contrario, un lugar que creen conocer pero que el máster se encarga de modificar para que el PJ perciba que algo raro está ocurriendo son recursos narrativos sencillos de aplicar y que empujan al jugador a meterse en el papel y en los acontecimientos.
   Otros recursos narrativos de escenificación, como los ambientes con niebla, estructuras abandonadas más o menos ruinosas o, más explícitamente, enfrentar al PJ con su imagen distorsionada en un espejo o con una silueta a su espalda  que surge de la nada en el momento que sus ojos se fijan en su reflejo no dejan de ser esos recursos que todos tenemos metidos en nuestro subconsciente. Lo mismo ocurre con el sonido de lamentos o carcajadas de niños procedentes de una estancia en la que se supone que no debería haber nadie. O bien poner a disposición de nuestro PJ una foto reciente de un lugar en la que se aprecia la presencia de alguien que lleva tiempo muerto. Los recursos solo los limita nuestra imaginación.
   Y no digamos ya lo sugerente que puede resultar llevar de visita a nuestros PJs a un cementerio por la noche, a un antiguo manicomio, hospital u hotel ruinoso, al interior del alcantarillado o la red de metro abandonada de una ciudad. Lejos del cliché de "la casa encantada", existen ambientaciones que se fundamentan en el mismo principio para generar terror, y que marcan ciertas diferencias.
   En cuanto a fuentes de inspiración, películas como Sesión 9, Silent Hill, Fallen, Saw (la primera, y punto), Paranormal Activity (la primera también, absteneos del resto), REC (también la primera), El Exocrcista, 28 Días Después, The Ring (la japonesa, claro), La Niebla, The Descent, Los Otros, Al Final de la Escalera o Terror en Amityville, entre muchas otras, ofrecen clichés, recursos e ideas para argumentos de partidas de terror.

Conclusión: El Terror, como género, llega a su culminación cuando se apuesta por el componente psicológico, cuando se juega con los miedos del jugador (y digo del jugador, no del PJ). Las atmósferas opresivas, la escasez de recursos, la necesidad de investigar o de huir, las técnicas narrativas y de ambientación pueden llegar a ofrecer sesiones de juego memorables. No hace falta echar mano de recursos gore ni de criaturas deformes para generar miedo; en ocasiones, las mejores partidas de Terror no precisan ni que se llegue a provocar el encuentro entre PJs y su antagonista.
   Los fenómenos paranormales o inexplicables suelen ser un buen recurso que no precisan de echar mano de criaturas raras o con tentáculos. Apostar por algo sutil, esa sombra omnipresente y de naturaleza desconocida puede ser el gancho perfecto para tirar de los PJs y a la vez, inquietarlos.
   Ah, y una cuestión muy importante. En las partidas de Terror, si cabe, la seriedad y evitar comentarios jocosos o fuera de lugar, roturas de ambiente y carcajadas o comentarios que nada tienen que ver con la partida suele ser muy necesario porque rompe el clímax. Parece una perogrullada, pero es crucial estar concentrados y por la labor. Esa implicación e intensidad dan mucho juego tanto a máster como a jugadores.
   Y como último consejo; si se juega con habituales jugadores del grupo, es fácil conocer sus preferencias y predecir sus reacciones, aprovechar sus debilidades y usarlas para llevarles a un punto en el que psicológicamente podamos influir en sus temores. El temor a lo desconocido está escrito en nuestro ADN, y esa es la mejor herramienta que podemos utilizar. Paciencia, ambientación y generar inquietud. El resto, lo ponen los jugadores por si mismos de forma involuntaria. Por eso el Terror es un género que puede llegar a ser muy agradecido y atractivo en el Rol.
   Nos leemos.

 

5 de marzo de 2014

Reflexiones desde la Tumba: ¿Aspiraciones sin Respuesta?

¿Aspiraciones sin Respuesta?: Lo que esperamos del juego de Rol


   Jugamos a Rol. Asumimos el papel de máster o de jugador, con mayor o menor frecuencia de alternancia de esos roles, y dedicamos nuestro tiempo a ese hobby porque, como otros entretenimientos, nos aporta diversión.  Jugar a Rol no solo es sentarse a calentar silla; acostumbra a ser una actividad que obliga a practicar la lectura, estimula la imaginación y colma aspiraciones creativas. Entre otras muchas virtudes, por supuesto. Así, "jugar a Rol" no se limita a esas horas dedicadas a la actividad en si misma, también implica metajuego, preparación, dedicación y mucha conversación entre máster y jugadores (o por lo menos, eso sería lo recomendable). 
   Como máster, la narración es el puntal de la actividad. Crear y desarrollar un argumento de partida, simple o complejo, o elaborar toda una campaña es una tarea ardua y complicada que requiere invertir el, muchas veces, escaso tiempo libre del que disponemos. Pero todo eso lo hacemos porque al final jugar a Rol nos compensa de algún modo y nos invita a seguir y a mantenernos fieles a ese hobby. Y como jugadores, ocurre algo similar. Confeccionar un trasfondo de personaje, crearlo con las mecánicas correspondientes y dotarlo de alma también es algo que obliga a un desarrollo y a invertir esfuerzo y dedicación. Y es obvio que ese pequeño sacrificio se ve recompensado con creces, de lo contrario, dejaríamos a un lado el Rol y nos dedicaríamos a otra cosa.

   Pero, ¿qué esperamos del juego de Rol? ¿Diversión y entretenimiento? ¿Pasar el rato? ¿Socializar con el resto de jugadores? ¿Adentrarnos en un mundo imaginario y vivirlo de forma ficticia como si fuésemos los protagonistas de una novela o de una película?
   Seguramente tiene un poco de cada uno de esos aspectos. Y más cosas que sin duda se os pueden ocurrir. Pero mi intención con esta entrada del blog va un poco más allá y no pretende ser tan genérica.

Como Máster...

   El narrador no solo se erige como árbitro y aplica las reglas del sistema. Esa es una de sus facetas a desarrollar en el juego de Rol. Más importante seguramente es su papel como creador del argumento, el clima, la ambientación y el desarrollo de la partida (o, más ampliamente, saga o campaña de juego). 
   El máster, exceptuando los casos de estar designado a dedo y obligado a desempeñar ese papel, no deja de ser un espíritu inquieto que colma sus aspiraciones creativas mediante el papel de narrador. Lleva al Rol el producto de su imaginación, rescata ideas y se inspira en la ambientación del juego para dar rienda suelta a su propia visión, haciendo un poco suyo el desarrollo de la historia. Poco importa si su estilo es el clásico dungeon crawler o la narración interpretativa; al final eso únicamente responde a sus preferencias y seguramente a las de sus jugadores. La aspiración completa del máster debería ser, a mi entender, crear una historia en toda su magnitud, aportando épica, misterio, drama o cualquier otro recurso que considere oportuno (eso dependerá mucho del juego y de su propio estilo y el de los jugadores). El máster busca la satisfacción de un escritor al culminar su relato o su novela, haber contado una historia y haber puesto su grano de arena en un inmenso mundo que solamente el Rol y la imaginación pueden ofrecer.

Limitaciones y tendencias a la personalización

   Como máster, es inevitable aportar una visión propia del juego. Da igual lo que pongan en el capítulo de reglas o en la ambientación del juego. Nadie sigue de forma fidedigna y exhaustiva ninguno de esos apartados; simplemente porque eso no es más que el producto de la imaginación de otro y no tenemos porque compartir esa visión. Y esa es una de las premisas del Rol, hacer tuyo el juego, adaptar el sistema de mecánicas a tus preferencias y moldear la ambientación a tu gusto. Pero eso, evidentemente, tiene límites; y esos límites están en la frontera que separa la adaptación libre de la desnaturalización completa del juego.
   Si un sistema de juego debe someterse a tantas modificaciones por parte de máster y jugadores para que se sientan cómodos hasta el punto de deformarlo en exceso, seguramente se deba a un conflicto que implica que ese sistema de juego no es el adecuado para esos jugadores. Y por ende, si una ambientación sufre de cambios de peso hasta el punto de desarrollar algo nuevo y aberrante, seguramente esa temática no sea la que los jugadores esperaban del juego. Ni una cosa ni la otra son intrínsecamente malas o criticables; sencillamente es algo a tener en cuenta. Quizá, si ocurre eso, va siendo hora de cambiar de juego...
   Uno de los problemas que todo narrador debe afrontar es el de juegos basados en un trasfondo rígido. Algo que ocurre, por ejemplo, en los juegos de Rol basados en literatura previa. El Anillo Único, Elric, La Llamada de Cthulhu, Conan o Canción de Hielo y Fuego son ejemplos clarísimos de lo que menciono. Todos ellos poseen un fondo literario amplio y desarrollado, con eventos, tramas, cronología y protagonistas contrastados. Muchas veces se genera un dilema por querer respetar ese trasfondo escrito, o al contrario, por querer romper esa rigidez y crear a partir de esa premisa. 

¿Cualquiera debería poder extraer Excalibur de la roca?
¿O solamente Arturo Pendragon es el elegido para ello?
   En mi opinión, hay cosas que si son fuente de inspiración de juegos de Rol, deben respetarse. Vamos, que Sauron y la Compañía del Anillo son lo que son porque Tolkien los describió; Excalibur es la espada de Arturo Pendragon y su Castillo es Camelot; y al final de la Saga del Campeón Eterno de los Reinos Jóvenes, Elric destruye el mundo soplando el Cuerno del Destino. Y Cthulhu, si decide despertar y abandonar R'lyeh, no va a sucumbir ante un grupito de investigadores del tres al cuarto. Y todo eso no es porque el Rol no lo permita, es porque la esencia de muchos juegos (y su encanto) radica en esos personajes, eventos y hechos descritos.
   Otros juegos, sin partir de una base literaria, también poseen un trasfondo detallado. Warhammer Fantasy, La Leyenda de los 5 Anillos, Dungeons & Dragons (sus múltiples ambientaciones, claro), Dark Heresy, Vampiro (y en general todo el Mundo de Tinieblas) o Anima Beyond Fantasy son ejemplos de esa variante; mundos ampliamente descritos y no exentos de cierta rigidez. Pocos juegos evolucionan su propio mundo, algo que ocurre escasamente y que quizá va en detrimento de un desarrollo y una puesta al día de los juegos que ofrezca nuevos retos a máster y jugadores. Por ejemplo, una excepción a esto sería Reinos Olvidados, de D&D. Esa ambientación evolucionó en el tiempo y en acontecimientos de la época de AD&D a D&D 3.5 (en D&D 4ª edición, sinceramente, no sé qué narices hicieron... después de comprar una barbaridad de libros de Reinos Olvidados de 3ª edición consideré que mi bolsillo ya había soltado bastante dinero como para volver a comprar el lavado de cara de 4ª edición). Y lo mismo ocurrió con La Leyenda de los 5 Anillos y sus ediciones, que daban giros a la historia (siguiendo en gran parte el desarrollo de la ambientación del juego de cartas basado en L5R), dotando al juego de una cronología dinámica. Pero esa tendencia es bastante aislada. Los narradores suelen disponer de una base más o menos detallada, un marco ambiental que en teoría debería respetarse, y a partir de ahí, el juego y su mundo pasan a ser suyos.

Entre llevar a un leproso o a un heredero al
trono de Melniboné...
   Como jugador, ocurre algo similar. Con las mecánicas del sistema de juego, el jugador va de la mano del máster y del resto de jugadores; cada uno tiene apetencias por estilos concretos y escoge qué reglas le son útiles y qué otras no lo son (o son un estorbo, complejas en exceso o, directamente, inútiles). Y con la ambientación, puesto que el jugador no tiene tanto protagonismo para desarrollar la historia, sí que lo tiene participando en ella e influyendo con sus actos en el desarrollo de la misma. O así debería ser si el máster no adolece de afán de maestro de marionetas y se dedica a relatar unos hechos que los PJs únicamente pueden contemplar sin poder realmente influir en ellos o modificarlos.
   El jugador, igual que el máster, también debe ceñirse a ciertas convenciones o limitaciones. Respetar la ambientación del juego y, desde luego la del máster, es necesario. Puede que resulte un verdadero delirio onanista de autocomplacencia pensar que nuestro PJ puede empuñar Mournblade y con ella darle una paliza a Elric de Melniboné, pero seguramente eso no es lo que Michael Moorcock tenía en mente cuando escribió sus novelas. Cuando un jugador (o más de uno) rebasa ciertos límites, se puede llegar a caer en terreno pantanoso y acabar de bruces en un lodazal, porque se pueden llegar a agrietar los fundamentos del juego de Rol, de su temática y su sistema. 
   Sea como fuere, el jugador también dota a su PJ de personalidad propia, sobretodo si dispone de tiempo para ello, algo que suele ocurrir en las campañas. Un PJ se construye poco a poco, partida a partida, viviendo acontecimientos, desgracias y desventuras, y también con sus logros y éxitos. Como en la vida misma, en definitiva. Lo que está claro es que cada jugador hace una interpretación propia y personal del PJ, asume ciertos retos y disfruta desarrollando el trasfondo a su gusto. Y eso es algo que todo máster debe respetar y entender. Y fomentar, desde luego. No todo es lanzar dados.
   En todo caso, al final lo que cuenta es lo que realmente divierte al jugador. Si es un fanático de los dungeons, la patada en la puerta, reventar monstruo y huir con el tesoro, eso es tan válido como el que va de mártir por la vida tratando de sobrevivir al mundo decadente y acelerado de Cyberpunk, con su cuerpo repleto de implantes cibernéticos que le están robando la poca humanidad que quizá una vez tuvo.

Como Jugador...

   El jugador, y su alter ego en el juego, el PJ, no es un invitado de piedra. A lo que aspira el jugador es a influir en la trama, participar de ella y protagonizarla; evolucionar y desarrollar su PJ y ampliar sus habilidades. Hay una parte de sistema (la experiencia, la subida de nivel, la progresión en la hoja de personaje, el aprendizaje de nuevos talentos...) y una parte estrictamente ambiental y narrativa (el papel del PJ en el mundo del juego).
   Con el paso de los años he variado mi visión de lo que espero de mi PJ. Sin renunciar a evolucionarlo desde un punto de vista numérico y de sistema, he llegado a apreciar mucho más conseguir que ese PJ llegue a tener trascendencia en la trama en la que se enmarca la partida o la campaña en la que participo, que llegue a ser alguien en ese mundo imaginario que sirve de telón de fondo al juego. Escogiendo ejemplos, en Vampiro valoro que mi PJ pueda llegar a formar parte de la Primogenitura o pueda convertirse en Príncipe de la ciudad; mucho más que desarrollar sus Disciplinas. Pocos juegos plantean ese epílogo para los PJs, ese punto en el que por experiencia y papel en el mundo han llegado a ser alguien. D&D 4ª edición lo hacía, por ejemplo, planteando una serie de poderes que el PJ adquiría cuando llegaba a la cúspide de su desarrollo y pasaba a convertirse en una leyenda en el mundo de juego. Pero quizá tampoco eso es la panacea, porque no deja de ser ponerle límites al juego.
   Lo cierto es que, como jugador, ¿qué ofrecen los juegos como objetivo trascendente? No se trata de caer en la utopía o en el delirio maquiavélico y pensar que tu PJ puede enfrentarse y destruir a un Primigenio de La Llamada de Cthulhu, acabar con Caín en Vampiro La Mascarada o llegar a sentarse en el Trono de Espadas de Canción de Hielo y Fuego. Justamente el trasfondo de esos juegos deja claros algunos conceptos, y tratar de pervertirlos no deja de ser un ejercicio que retuerce la realidad ambiental del juego. Pero, siendo sensatos, ¿qué valoro de un juego para que pueda colmar las aspiraciones de mi PJ?  Pues sencillamente, llegar a ser alguien en ese mundo y que ese objetivo a largo plazo sea factible.

Aspiraciones de Jugador

   Quizá lo mejor sea plantear algunos ejemplos para mostrar que algunos juegos, por muy entretenidos que sean (o muy buenos como manuales) pueden tener limitaciones para los PJs.
   En La Llamada de Cthulhu un PJ parece estar condenado a repetir clichés en las partidas, enfrentarse a cultistas y misterios, investigar y resolver con más o menos éxito los retos que el máster plantea y, al final... ¿qué?. ¿Enfrentarse a un Primigenio y morir heroicamente? ¿Perder la cordura y acabar sus días en un sanatorio mental?. Tres cuartos de lo mismo ocurre con el opresivo mundo de Kult. Todo parece desembocar en la sensación de conspiración, de ser una marioneta del destino que realmente no toma elecciones; y al final pierdes la cordura. En Cazador La Venganza, vas de partida en partida detrás de la criatura sobrenatural de turno, acabando con ellas o tratando de comprender la realidad de ese Mundo de Tinieblas; pero a largo plazo, ¿qué le espera al PJ? ¿Morir a manos de un licántropo? ¿Encarcelado tras cometer alguna clase de delito por quebrantar la ley de la justicia de unos humanos que ignoran que hay otro mundo oculto?
   Justamente esos juegos que pueden parecer entretenidos y colmar de diversión innumerables horas de ocio también puden sufrir de una limitación subyacente, que quizá no se tiene en cuenta. ¿Ese mundo permite a máster y jugadores llegar a desarrollar plenamente las tramas y los personajes y dotarlas de un epílogo digno y que satisfaga a todos?
   No hay tantos juegos que permitan ser considerados así. Generalmente porque adolecen de ambientaciones rígidas con personajes que ya son protagonistas y que ya están descritos. Y esos no son tu PJ y los acontecimientos relatados no son los que como máster vas a poder usar.
   Puede que un jugador quiera llegar a ser Príncipe de Chicago en Vampiro La Mascarada; o que pretenda hacerse con renombre y ser respetado es su Alianza de Ars Magica. Ese tipo de objetivos a largo plazo van más allá de progresión de personaje desde un punto de vista numérico y, en mi opinión, son más gratificantes como jugador, igual que lo es como máster haber conseguido crear una gran saga que tenga influencia en el desarrollo del mundo del juego en cuestión.

Conclusión

   Jugar a Rol y desarrollar el mundo y los PJs no es una única cuestión numérica y de sistema. Es importante, sin duda, ya que no deja de ser la recompensa que más se acerca a la sensación de victoria en un juego competitivo; pero ese no es el caso del Rol, ya que es el paradigma de los juegos colaborativos. Muchos juegos, por su trasfondo y ambientación, no dejan demasiados resquicios a buscar esa gloria para la saga o el PJ que ponga el broche de oro a un largo periodo de juego y desarrollo del mundo y de los personajes. Pero en mi opinión, los juegos que más potencial desarrollan, son aquellos que de forma activa o pasiva, permiten llegar a ese punto de plenitud. Al fin y al cabo, el ser humano es egocéntrico, e incluso en el Rol lo que más deseamos es dejar alguna clase de huella por la que se nos recuerde. Y de ahí que se aspire a crear grandes sagas, a desarrollar PJs y a darles trasfondo para que lleguen a ser alguien en el mundo imaginario en el que viven.

¿La aspiración final de todo rolero es conseguir que su saga
sea recordada y su PJ llegue a erigirse en alguien destacable en la historia?