ROL EN VIVO: La última frontera
Tras el merecido parón veraniego vacacional, en mi caso, septiembre; retomo pluma y tintero para empezar con una entrada que trata sobre una variante del Rol un poco especial.
Imagino que a estas alturas de la película cualquier lector de este humilde blog ya debe tener una idea aproximada de lo que es un juego de Rol. Probablemente habrá jugado en alguna ocasión en una de esas mesas repletas de hojas de papel, lápices, dados multicolores y toda clase de variantes de los sanísimos alimentos típicamente mediterráneos, como son las bolsas de patatas fritas con ácidos grasos saturadísimos (nada de esas cursiladas con omega 3) y los refrescos con gas cuya fórmula química es uno de los secretos mejor guardados. Sin embargo, el Rol no empieza ni termina en la mesa. Una variante más desconocida y, por ende, menos practicada es el Rol en vivo. La definición del mismo es, previsiblemente, una adaptación del juego de Rol para ser jugado en un marco real en el que los personajes son interpretados por los jugadores de forma directa, como si se tratara de actores de teatro, pero con una obra sin guión predefinido.
Imagino que a estas alturas de la película cualquier lector de este humilde blog ya debe tener una idea aproximada de lo que es un juego de Rol. Probablemente habrá jugado en alguna ocasión en una de esas mesas repletas de hojas de papel, lápices, dados multicolores y toda clase de variantes de los sanísimos alimentos típicamente mediterráneos, como son las bolsas de patatas fritas con ácidos grasos saturadísimos (nada de esas cursiladas con omega 3) y los refrescos con gas cuya fórmula química es uno de los secretos mejor guardados. Sin embargo, el Rol no empieza ni termina en la mesa. Una variante más desconocida y, por ende, menos practicada es el Rol en vivo. La definición del mismo es, previsiblemente, una adaptación del juego de Rol para ser jugado en un marco real en el que los personajes son interpretados por los jugadores de forma directa, como si se tratara de actores de teatro, pero con una obra sin guión predefinido.
Es frecuente pensar que reunir a dos o tres decenas de personas disfrazadas con más o menos acierto, esgrimiendo espadas de corcho y atizándose alegremente mientras corretean colina abajo, tratando de emular la batalla de nosedónde, es jugar a Rol en vivo. Personalmente pienso que aceptar ginkana temática o reunión masiva con componente de frikismo como Rol en vivo es un poco atrevido, pero si con ello uno se divierte, adelante, por supuesto. Sin embargo yo hablo de otra clase de Rol en vivo, una variante muy elaborada, destinada a un número de jugadores no demasiado elevado, y que aboga con claridad meridiana por la puesta en escena de una trama en la que los jugadores interpretan a un personaje.
Es evidente que para un aficionado al Rol, o incluso para un recién llegado a esta afición, optar por el Rol en vivo constituye un desafío, es novedoso y además genera grandes satisfacciones en cuanto a la dosis de diversión conseguida. Pero eso también tiene un precio, claro; un precio tanto económico como de esfuerzo humano.
¿Por qué Rol en vivo? La variante del Rol en vivo tiene una serie de diferencias con el convencional. Justamente esos rasgos lo hacen especial y lo desmarcan del Rol de mesa y son motivo para que, desde esta guarida de las palabras, la recomiende a todo aquel que le gusten los juegos de Rol.
Rasgos propios del Rol en vivo:
-Personajes de carne y hueso: En el Rol en vivo, igual que en el convencional, el jugador interpreta un personaje que puede ser real o ficticio. Pero en este caso, el Rol en vivo aleja al jugador del escenario aséptico de la hoja de personaje y los valores numéricos de atributos y habilidades. Tras el telón de la mesa, los dados y la hoja de personaje que lo representa todo se esconde otra realidad que se refleja en el Rol en vivo, y esa realidad indiscutible es que el personaje pasa a ser de carne y hueso, puesto que es representado por el propio jugador.
-Marco físico real: Si en el Rol convencional el papel del máster y sus descripciones son fundamentales para describir el ambiente, las localizaciones y los distintos matices que enriquecen el marco en el que se desarrolla la partida; en el Rol en vivo todo eso se substituye por la realidad. El tópico de “una imagen vale más que mil palabras” cobra en este caso, un sentido pleno. Así pues, el decorado de la trama, es la propia realidad que nos rodea.
-Alejamiento del componente de azar: Los dados. A todo rolero de medio pelo se le puede identificar por ser el portador de dados poliédricos, una herramienta muy útil, casi imprescindible, en el Rol convencional. El papel del azar siempre es algo que trata de reflejarse en los sistemas de juego, así como las pericias del personaje. En el Rol en vivo, si bien no constituye una prohibición formal, caer en la telaraña de las tiradas de dados o en otras formas de adaptar un sistema de juego es inusual. Eso, desgraciadamente, es un arma de doble filo, ya que los jugadores lanzadados pueden verse perdidos si no pueden resolver acciones mediante un sistema de juego; y los menos imaginativos, sin un máster guiándoles o recomendándoles tirar por tal habilidad o tal otra, pueden perderse y acabar convertidos en figurantes.
-Puesta en escena: Si algo tiene el Rol en vivo que le hace una variante insuperable respecto a su predecesor de mesa es la puesta en escena. Eso va desde que los jugadores acudan disfrazados a que se coloque decoración y atrezzo en la zona en la que se va a desarrollar la partida. Y si bien se puede usar un equipamiento modesto y funcional, toda partida de Rol en vivo gana enteros si esa puesta en escena es detallada y con un poco de buen gusto.
-Continuidad temporal: En el Rol en vivo se suele estar limitado por el tiempo. Es decir, lo que transcurra argumentalmente en la partida, debería hacerlo en el espacio de tiempo real en el que se juega. Eso limita la trama y la acción a unas pocas horas; y tratar de incluir saltos temporales (por ejemplo, que entre una escena y otra hayan pasado días, meses o años) suele quedar demasiado artificial y añade mucha complejidad. Así pues, lo recomendable es preparar tramas que se vayan a desarrollar en unas pocas horas, por ejemplo en el transcurso de una velada, una cena o una reunión.
-Limitación espacial: Asimismo, ya os podéis ir olvidando de tramas que se ubiquen en puntos geográficos dispares y lejanos. El Rol en vivo no permite que los personajes, jugando, viajen grandes distancias. Parece obvio. Pero es algo muy a tener en cuenta a la hora de preparar ese tipo de partidas.
Esta variante exige un cuidadoso cálculo de las opciones en las que la trama se puede desarrollar, y además también exige ser detallista con el lugar escogido. Los ciudadanos comunes no suelen entender que alguien juegue a Rol en vivo mientras pasean al perro por el parque. Y la policía suele ser todavía menos comprensiva. Por tanto no basta con enmarcar la trama para que se desarrolle en un área limitada; además hay que escoger esa ubicación con esmero y de forma cuidadosa.
-Participación y entrega: Aunque es un factor necesario en toda variante del Rol, en el Rol en vivo es crucial que los jugadores acudan motivados, con el personaje bien aprendido y que se hayan tomado la molestia y el esfuerzo de prepararlo con antelación, tanto a nivel de vestuario y maquillaje, como el trasfondo de la personalidad del personaje que van a interpretar. Y una vez en partida, es crucial dejar a un lado la timidez y lanzarse sin tapujos al diálogo, a intentar tomar la iniciativa y conseguir esos 15 minutos de gloria que Andy Warhol reclamaba para todo el mundo. Lo peor que le puede suceder a una partida de Rol en vivo es el fenómeno de la parálisis del figurante: jugadores que contemplan como espectadores silenciosos lo que unos pocos juegan. Si no se cuenta con jugadores motivados y que se lo tomen un poco en serio, la partida se puede escurrir por el desagüe de la indiferencia y fracasar.
¿Qué tiene de malo el Rol en vivo para que no se juegue cada semana?
En primer lugar, y mirando la frase que encabeza este título, yo añadiría entre paréntesis que “cada semana ni siquiera puedo jugar a Rol convencional”... Es lo que tienen de malo las responsabilidades, el tiempo libre limitado y la sempiterna pereza de muchos de los miembros de todo grupo de roleros a la hora de hacer de máster. Y si el Rol convencional ya tiene, por si mismo, motivos que impiden su práctica con elevada frecuencia, al pasar al Rol en vivo, las dificultades se multiplican. El principal motivo por el que el Rol en vivo es una variante excepcional y menos practicada es un gran escollo inevitable: preparar una partida de Rol en vivo es una árdua tarea repleta de dificultades y además puede salir bastante cara.
Nuevamente recuerdo a las legiones de lectores de este blog que todas mis opiniones vertidas en esta entrada se fundamentan en un estilo de Rol en vivo un poco peculiar, que es el que hasta hace poco he venido practicando, y que se aleja de otros estilos más populares y multitudinarios. Eso la hace especial, desde luego, pero también más compleja. Pero vayamos por partes.
Desgraciadamente preparar una partida de Rol en vivo no es igual que preparar una partida de Rol convencional. Cuando juegas a Rol en vivo hay que tener en consideración algunos aspectos fundamentales que añaden dificultad y que consumen cantidades ingentes de tiempo. Eso lo aleja del Rol convencional y lo convierten en un todo un reto, tanto creativo como de pericia.
-Más de un máster: Así es. En el Rol en vivo el máster debe controlar la partida en muchos aspectos, desde acontecimientos que deban suceder, conversaciones necesarias para aclarar la trama o controlar a los jugadores para que no se descarríen. Por tanto, si el responsable es una única persona, puedo aseguraros que le auguro un funesto destino. Es muy recomendable que la preparación de una partida de Rol en vivo y la puesta en escena de la misma cuente con más de un máster. Eso permite contrastar opiniones, repartirse el trabajo, y durante la partida, facilita el control de la misma.
-Preparación laboriosa y de equipo: En mi caso particular, preparar una partida de Rol puede llegar a precisar un periodo de trabajo de hasta 10 meses, minuto arriba, minuto abajo.
Es evidente que no se está trabajando constantemente en la partida (Crom nos libre de semejante tortura). Justamente por eso precisa de tanto tiempo para su preparación, ya que no solo basta con pensar en un argumento y unos personajes; además hay que conseguir o fabricar el atrezzo, determinar el lugar en el que se realizará la partida, coordinarse con los otros másters o colaboradores, etc. Todo ese paréntesis de tiempo (meses) acaba consumiéndose en una partida que quizá dure 3 o 4 horas. No está mal tanto esfuerzo para tan escaso tiempo de partida. La cuestión es que ese esfuerzo merezca la pena.
-Costes económicos: Si algo marca la diferencia en el Rol en vivo eso es el grado de detalle y realismo. Ninguna descripción podrá jamás superar lo que los sentidos pueden percibir. Por tanto, algo indispensable es el atrezzo y la parafernalia que implica el Rol en vivo. Hablamos de disfraces (en el caso de los de época, su alquiler no resulta barato), decoración concreta y expresa según la temática y recursos necesarios para poder transmitir toda la información necesaria a los jugadores. Una buena partida de Rol en vivo se caracteriza por ofrecer la vivencia a los jugadores. No es lo mismo dejar un post it sobre la mesa con la palabra “caliz” escrita, que colocar un cáliz real. Tampoco es lo mismo que el jugador se coloque una barba y un bigotón postizos que ese mismo jugador se deje barba y bigote de verdad.
La cuestión es que cuanto mayor realismo y detalle queramos, mejor es la ambientación de la partida, pero eso dispara los costes.
Conclusiones: el Rol en vivo es una experiencia única que lleva el juego de Rol a otra dimensión. Es una actividad, que si se quiere bien hecha, requiere mucha preparación, esfuerzo y puede salir económicamente bastante cara si se apuesta por el realismo y una puesta en escena espectacular. Aun así, creo que todo aficionado debería probarla en alguna ocasión, porque la experiencia lo merece.
En mi caso, tras 7 años consecutivos organizando partidas de Rol en vivo (y siendo máster en 5 de esas ocasiones), ha ocurrido lo que suele pasar cuando existe un colectivo en el que el grado de entrega y esfuerzo es dispar. Indudablemente la partida que los participantes guardan con mejor recuerdo es la primera. No fue la mejor en cuanto a preparación y trama, pero era lo novedoso en nuestro pequeño círculo; y eso es algo que deja una marca indeleble.
Luego, con el paso del tiempo, las partidas fueron perdiendo ese halo de novedad y por motivos económicos tuvimos que renunciar al alquiler de disfraces de época, y puedo aseguraros que ese detalle de los disfraces constituía un recurso fundamental y espectacular que marcaba diferencias; pero aun así seguimos jugando 4 años más, tiempo que permitió ir puliendo, mejorando y ampliando las fronteras del Rol en vivo; acudiendo a maquillajes profesionales, escenas pactadas con los jugadores para aportar espectacularidad y laboriosos trabajos de preparación en el material que se usaría en partida.
Desgraciadamente el esfuerzo que implica preparar las partidas de Rol en vivo no fue compartido por igual (vamos, que a la hora de encargarse de preparar la partida, aparecía el típico escaqueo generalizado), y tampoco todos los jugadores (sobretodo las jugadoras) llegaron a apreciar esa variante del Rol en toda su medida (algo lógico, al fin y al cabo, si el Rol gustara a todo el mundo, el fútbol no sería tan popular) y eso llevaba a situaciones poco deseables en las que toda la entrega que sería necesaria por parte del jugador dejaba paso a la monotonía de disfrazarse un poco y actuar como figurante en la partida.
Aun así, a mi, que sí me gusta y disfruto con el detallismo que lleva implícito el Rol en vivo, me parece una actividad excepcional y apasionante para hacer algo que se sale de la rutina. Es casi seguro que alguien que disfrute con el Rol de mesa, disfrutará con el Rol en vivo.
Nos leemos.
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