10 de septiembre de 2012

El Grimorio de Thulsar: Promiscuidad Rolera

Promiscuidad Rolera: Dándose un respiro


     Malditos frikis mascadados, qué nadie se lleve a engaños con el título del post. Lo de la promiscuidad no aspira a encabezar un análisis de las bizarras conductas que os llevan a visitar esas otras webs que no son de Rol y que os llenan el ordenador de basura binaria y agresivos virus revientaventanas. Cochinos. No, no van por ahí los tiros.
     El cementerio de personajes de cualquier rolero es un territorio bastante poblado repleto de recuerdos y batallitas qué contar a la luz de las velas. Y si todavía no lo es, tranquilos, lo será. Es una cuestión de tiempo, de ampliar horizontes lúdicos, de confiar el destino de vuestro querido PJ a una asquerosa tirada de dados y de cometer estúpidos errores tras haber tomado las correspondientes estúpidas decisiones. Pero no hay mal que por bien no venga; y tener un panteón repleto de personajes caídos denota que la experiencia como jugador es amplia. Otra cuestión es que se trate de un buen jugador con mucho recorrido y pocas muertes a sus espaldas o del típico carbonillas incapaz de mantener vivo a su PJ más de tres suspiros.
     En cualquier caso, de lo que va ésto es de la variedad. Y generalmente, visitar el cementerio de PJs suele ser un buen método para darse cuenta de todo aquello a lo que se ha jugado. Y sí, en el cementerio también incluyo los PJs retirados, tanto si fue por voluntad del jugador como por los odiosos abandonos de campañas que nunca más se retomarán. Porque una de las grandes certezas del Rol es que multitud de campañas, iniciativas y grandes sagas se quedan en poco o nada tras dos o tres partidas, olvidadas y relegadas a la categoría de otro invento del Profesor Bacterio que no funcionó. Oh, qué pena. Y van así ya.....

     Coñas a parte. Es raro toparse con un rolero veterano que no disponga de un abanico amplio de juegos que ha visitado en algún momento de su vida. Y es que, no nos engañemos, el rolero, para las cuestiones lúdicas, gusta de picotear de aquí y de allí; probar nuevos sistemas, nuevas ambientaciones, incluso nuevos compañeros de fatigas. Evidentemente todo el mundo acaba desarrollando sus propias preferencias. Los amantes de La Llamada de Cthulhu, por ejemplo, son uno de los colectivos más recalcitrantes y fieles a "su juego". También es habitual entre los miembros de ese sector al que ahora llamamos Old School que la fantasía medieval de espada y brujería sea el único género endiosado al que rinden culto (eso sí, con las reglas del Chainmail de Gary Gygax, que así mola más). Nos entendemos, ¿verdad?.

El Bikini de Mallas, la mejor armadura jamás
creada. Pero ante la epidemia de mojigatos y
anencefálicos, se la quitamos. No pasa nada...
     No obstante, por mucha preferencia que se tenga sobre un juego o ambientación en general, es casi inevitable no sentirse tentado por los cantos de sirena y lanzarse a explorar otros horizontes. Lo que pasa es que como la habitual evolución (o degeneración) del rolero a medida que gana experiencia y se hace mayor es a jugar menos, poco y nada; llega un punto en el que uno se ve forzado a elegir. Si juegas una partida semanal, te puedes permitir flirtear con algunas damiselas y lanzar estocadas con El Capitán Alatriste, pasearte por algún planeta del Borde Exterior huyendo del Imperio Galáctico de Star Wars o pasar un rato entretenido jorobando a algún pez gordo de Arasaka traficando con cyberimplantes y armas robadas en Cyberpunk 2020. Pero si el rolero se acerca al ocaso de su exitosa trayectoria y se da con un canto en los dientes por poder jugar una partida cada mes y medio, entonces existe la tendencia de volverse "fiel" y "monógamo". Un pichafloja, vamos, pero en fino. Y uno acaba jugando solamente a ese juego que es la niñita de sus ojos; bien sea el D&D de toda la vida, recorriendo dungeons y reventando monstruitos a espadazo limpio; o investigando la enésima trama conspiranoica que trata de despertar a Cthulhu de su sueño en R'lyeh.

Sobre las variantes y posibilidades del Rol

Un Primigenio de mala uva...
Qué mal despertar tienen algunos.
     Vamos al turrón, aunque no sea Navidad. ¿Campaña o One Shot? ¿Un único juego desarrollado a fondo o un poco de aquí y otro poco de allá?
     Aquí hay un aspecto crucial a tener en cuenta, y es que el caramelito deseado, el premio del rolero, acaba siendo ver progresar y evolucionar a su PJ. Ya sé lo que alguno estará pensando, y es verdad; también cuenta relatar una historia, interpretar al PJ, divertirse y demás zarandajas. Que sí, que eso está muy bien; pero que jugar eternamente con PJs muy variados de nivel 1 divierte un rato. Luego, es una fuente inagotable de irritación de escroto y acaba hastiando al más pintado. Por eso un hecho tan propio del Rol como son las campañas inacabadas y esas sagas interruptus que se mueren por obra divina del máster tras la primera o segunda partida forman parte de esos detallitos de los que se habla poco, pero que tocan las narices un montón.
     Quién más, quién menos; suele dedicar tiempo e imaginación a la creación del PJ. Como en todo hay ejemplos extremos en ambos sentidos; desde el frikazo que elabora trasfondo, historia personal, lazos familiares, revisa los números, escoge concienzudamente méritos y defectos y usa papel de pergamino como hoja de personaje; al pasota que no se mira ni de qué va el juego y se sienta a la mesa sin haberle puesto un nombre al PJ (y escoger como inspiración al protagonista de una peli de Walt Disney en el ultimo momento, no es ponerle nombre).
     Así, el rolero medio, probablemente gustará más del potencial que encierra la modalidad de Campaña. Permite generar una saga, el PJ evoluciona, se construye un trasfondo, aumenta sus capacidades y el conjunto evoluciona a algo más grande y épico. Toma ya. Y si además tiene pocas posibilidades en su calendario de eventos vitales, lo que comúnmente se denomina "agenda apretada", para lo poco que juega, mejor centrarse en una sola cosa y que por lo menos, le cunda.

Apunte para pseudofrikis ignorantes:
Ésto es un Sarlacc.
     Pero.... (ese eterno "pero")... resulta que el Rol ofrece más variedad y posibilidades de las que uno puede ignorar. Y además, todo rolero, sobretodo el que conoce el oficio de máster (no la sabandija que solo acude a jugar mientras otros le hagan partida), como alma inquieta y creativa, tiene el mal hábito de hallar inspiración en campos temáticos que no siempre se corresponden a su actual campaña. Y aunque la campaña de D&D le esté funcionando de maravilla, tiene un gusanillo (en ocasiones el gusanillo es del tamaño del Sarlacc de Tatooine) que le lleva a desarrollar otras apetencias. Y si se deja llevar por esas musas de la inspiración, es evidente que acontece lo inevitable y acaba jugando o dirigiendo otros juegos; ni que sea en forma de one shot o serie limitada de partidas con una saga corta autoconclusiva. Así que en el caso del rolero medio, por mucho que defienda sus apetencias por tal juego u otro, en el fondo es un Casanova de los dados, un Don Juan ludófilo. Y aquellas verdades irrefutables sobre los hombres (1-"Cariño, te querré siempre. 2-"Cariño, tú eres la única. 3-Ésta os la explico otro día que ahora me da la risa) son aplicables al 100% a cualquier rolero de medio pelo. Es decir, el rolero no deja de ser una mariposa que va de flor en flor, un promiscuo del Rol que se deja seducir por la primera pelandrusca con encuadernación en cartoné, papel satinado y temática irresistible que se le planta delante.

     La Campaña es la modalidad de Rol plena, la más deseable, la que mejor aúna las virtudes de esta afición, la que te lleva a cotas narrativas inexploradas y desarrolla con plenitud el potencial del juego. Y si además te pagase la hipoteca ya sería la hostia. Pero no solo de pan vive el rolero, y sin pretender menospreciar la estabilidad y el "amor eterno" declarado a un juego de Rol; hay mucho más ahí, esperando.
     Sin despreciar el valor añadido que tiene centrarse en un juego, evolucionar y progresar el PJ, ampliar sus pericias y convertirlo en alguien importante de su particular universo; es altamente recomendable no limitarse a un único juego o a una única temática. Probar y experimentar no solo rompe la rutina y permite retomar fuerzas, además constituye una excelente herramienta para aprender y adaptarse a otras modalidades, tanto en el papel de jugador como en el de máster. Y lo más importante, alternar juegos da una válvula de escape a la creatividad y a la imaginación; y no siempre un juego concreto puede adaptarse a todas las ideas que los roleros tienen es sus privilegiados cerebros.

     Desde mi particular visión, si bien la modalidad de campaña y centrarse en un juego es lo ideal (al fin y al cabo soy rolero aproximándose a su ocaso y el tiempo me condiciona); no renuncio a otros juegos, otras ambientaciones y a darle una oportunidad a cosas distintas. Y no me refiero a dejar por un tiempo D&D para echar mano a Rolemaster. Eso no deja de ser el mismo plato de sopa pero con cubertería diferente. Me refiero a abordar otros juegos meridianamente diferentes, apostar por reinterpretar viejas glorias o lanzarme a juegos nuevos, visitar la espada y la brujería, la hard sci-fi, la épica aventurera o el terror y la investigación. Hay tanto y tan bueno.... La salud mental de todo rolero agradece un cambio de aires de vez en cuando. Y eso no significa abandonar por completo otros proyectos más estables.

No sabría por dónde empezar, pero cualquiera me inspira tramas para una partida.
PS1: Es probable que haya másters fieles a un único juego. Y de ahí no los muevas. A veces, pasa. Son fácilmente identificables: tras años (décadas) de Rol, como másters solamente son capaces de jugar con fantasía medieval y sus argumentos giran alrededor de las variantes "ir a salvar a la Princesa a cambio de una recompensa". No pasa nada. Son como las mascotas adoptadas, una vez se les pone nombre, se las acaba queriendo.

PS2: Es probable que haya jugadores fieles a  un único  juego. Y de ahí no los muevas. A veces, pasa. Son fácilmente identificables: tras años (décadas) de Rol, como jugadores solamente son capaces de jugar con fantasía medieval y sus argumentos giran alrededor de las variantes "reventar cabezas con una espada y saquear el dungeon". No pasa nada. Son como las mascotas adoptadas, una vez desparasitadas, se las acaba queriendo.

PS3: Es probable que haya roleros fieles a  un único  juego. Y de ahí no los muevas. A veces, pasa.  Bueno.... no. No pasa. ¿Hablamos de roleros? ¿De los de verdad? ¿De los que ya tienen el culo depilado de años calentando silla? ¿De esos que son creativos e imaginativos haciendo de máster? ¿De esos que juegan con sensatez y tratando de corresponder al esfuerzo del director de juego? Pues no, este tipo de rolero es un alma inquieta, sedienta de nuevas experiencias. Estos raramente se quedan encasillados. Y si aquí hay algún rolero que solamente haya jugado a un solo juego en su miserable existencia (y lleve más de un año con el Rol, gracias); que lance la primera piedra. Pero hacia otro lado, no vaya a ser que me acierte en plena cabezota. :)

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